Posteado por: Neomicina | diciembre 7, 2010

Luz sin gravedad


Lanzó el deseo demasiado pronto. Por un momento había olvidado la norma que dice: «Cuidado con lo que deseas; puede hacerse realidad». Ella quedó inmóvil. ¿Por qué había formulado aquellas palabras? Además lo hizo en voz alta. ¿Y si alguien las oyó? O peor aún. ¿Y si su deseo se hacía realidad?

De repente un sudor frío le comenzó a recorrer el cuerpo. Todo empezó a moverse a cámara lenta. El ruido proveniente de la calle parecía disiparse. La luz que entraba por la ventana se atenúo en un abrir y cerrar de ojos. Un sórdido vacío comenzó a inundar la habitación. Ya no había nadie, sólo ella y el silencio.

«No hablaba en serio, por favor, quiero que todo vuelva a ser como antes», gritó a la nada. Al ver que nada sucedía la chica calló al suelo. Agachó la cabeza y comenzó a llorar. «No era esto lo que quería. No lo era». La habitación comenzó a hacerse más pequeña. Las paredes comenzaron a encogerse hasta el punto de acorralar por completo a la joven.

Cuando todo parecía perdido un haz de luz apareció de la nada. Parecía la llama de una vela. La joven levantó la mirada y observó como la llama se acercaba paulatinamente a ella. La llama se desplazaba por el aire como por arte de magia. Siguió desplazándose hasta posarse en las manos de la joven.

La reacción de la chica fue inmediata. De una palmada apagó la llama. ¿Y si se llega a quemar? Pero no. Aquella llama en ningún momento le produjo dolor alguno. Es más, sintió calidez cuando se posó sobre las palmas de su mano. La joven nuevamente se arrepintió de lo que hizo. ¿Por qué tuvo que apagar la única luz que iluminaba aquel diminuto rincón del que había quedado presa?

Entre sollozos pidió una segunda oportunidad. No volvería a hacerlo. Sería más paciente. Contaría hasta tres antes de actuar, antes de formular el deseo, antes de apagar la llama. ¿Y antes de llorar? «Una… Dos… y… ¡Tres!».

Posteado por: Neomicina | octubre 14, 2010

P3rF3cc10N


2+2= 4
¡CORRECTO!
S+I= SI
¡PERFECTO!
C+4+5+A= ¿No pretenderéis que resuelva esto?

A ver, sé que esperas que ponga «Casa», pero me niego. Me niego porque esa suma no da «Casa», da «C45A».
¿Qué? ¿Tiquismiquis yo? ¡Para nada! Si acaso perfeccionista. Sí, habéis leído bien: Padezco la patología de la perfección. No penséis que es algo nuevo, ¡ni mucho menos! Ya son varios los años que llevo sufriendo los trastornos de mi cuadriculado cerebro. Os prometo que he buscado la cura en todos los rincones del mundo. He tomado todas las medicinas habidas y por haber, pero nada. No os negaré que alguna sí que ha logrado paliar la dichosa enfermedad, pero… Siéndoos sinceros; prefiero seguir padeciendo este maldito dolor de cabeza antes que volver a tomarme ese mejunje.

Sí, lo sé… Si sigo así mi cuadriculado cerebro va a acabar conmigo… Está bien, trataré de aceptar que no todo es perfecto, pero, poco a poco, ¿de acuerdo? Por el momento, y para que veáis que voy en serio, os diré que: C+4+5+A es igual a…: C…A…S…A.

¡Ya lo he dicho!

Posteado por: Neomicina | septiembre 29, 2010

En algún lugar…


Te he visto vagar por un hermoso valle,
que dejó de serlo cuando tú llegaste.
Robas la paz y la alegría,
de los que esperan tu agonía.
No siempre injusta,
pero sí inoportuna.
Evitaré mirarte,
pero no hablarte.
Haz tu tarea, que es Ley de vida,
y deja al Sol salir en un nuevo día.
En algún lugar,
en este preciso momento…

…nace una flor.

Posteado por: Neomicina | septiembre 26, 2010

Una historia de terror


Hoy os hablaré de mí.

(Qué arriesgado es empezar un texto así. Habrá quien piense: “¡Uf! Qué chapa me va a soltar este tío sobre su vida. ¡Paso de leer!” o quien, por el contrario, diga: “A ver con qué nos sale esta vez”. Espero que os decantéis por la segunda idea y sigáis leyendo, aunque ya he conseguido que lleguéis hasta aquí).

Volviendo a lo que os escribía. Soy una persona muy poco dormilona. Las horas y horas de sueño acumuladas no le suponen nada a mi reloj biológico. Si éste pudiese hablar seguramente diría: “Haber dormido cuando tuviste que hacerlo. ¡Ahora te aguantas!”. ¡A sus órdenes señor!

¿Os cuento más sobre mí? Me llevo demasiado bien –a ratos- con el autocontrol mental. Tengo a casi todas las neuronas bajo mi control. Cito “casi todas”, que no “todas”. Ya sabéis cómo funciona el sistema –incluso el nervioso-; siempre tiene que haber un rebelde sin causa suelto por ahí.

Bien. Hemos llegado al punto que quería. Ahora es el momento de hacer una pequeña operación matemática. Quiero que suméis el segundo párrafo con el tercero. ¿Qué os da el resultado? ¿Quién ha dicho que estoy loco? ¡Fuera del blog! A ver, más respuestas.

¡Eso es! ¡Has dado con la solución!

Efectivamente. Que mi reloj biológico esté –cognitivamente hablando- tan chalado como yo no es pura casualidad. Mi tic-tac sabe perfectamente que soy incapaz de controlar a las neuronas mientras duermo. Y no sólo eso. Sabe que éstas aprovechan la anarquía para vengarse de mí. ¿Qué cómo lo hacen? Muy sencillo. Proyectan en mi mente las más terroríficas películas que uno pueda imaginar. Pero ahí está mi ángel de la guarda para despertarme y recordarme que todo ha sido una pesadilla. Nada más.

Posteado por: Neomicina | septiembre 23, 2010

Cosas del amor


¡Agita bien el cubilete! Esta vez sale un cinco, estoy seguro. ¡Vaya por Dios! Un cuatro.

(…)

¡Ahora sí! Esta es la mía. Un cinco, vamos. Un cinquito… ¡Nada! Un tres. ¡Qué pasa!

A ver los demás cómo van… ¡Fíjate! Si Rosa ya va por la casilla veinte. ¡Manda narices! Y yo todavía en la casilla de salida…

(…)

¿Otro tres? ¡Este dado está trucado! Pues nada, seguid jugando, que yo os miro.

Vaya con Rosa… Ya va por la casilla 44. Normal, si le han tocado todos los “de oca a oca”. Mírala qué espabilada. Sólo falta que ahora saque un seis y gane. ¡Un tres! ¡Ha sacado un tres! ¡Qué marranada! Ha caído en la calavera… Hala, vente conmigo a la casilla de salida, Rosita.

Ahora que me fijo, Julián no va nada mal. Ha empezado poco a poco pero hay que ver lo que ha avanzado. A ver qué saca ahora… ¡Un cuatro! ¡A la cárcel! Este de aquí no sale.

Turno de Miren. Otra que no va nada mal para los números tan bajos que ha sacado. ¡Vamos Miren! ¡Vas a marear los dados de tanto agitarlos! Ahí va… ¡Un cinco! Mira, ya me podía tocar a mí un dichoso cinco. ¡Hala! ¡Qué mala suerte! Ha caído en el pozo. Decía de Julián, pero ésta de aquí tampoco sale. Quizá la siguiente jugada le salga mejor.

¡Por fin! ¡Mi turno! Vamos daditos… Que yo también quiero jugar. Agita bien, agita bien… ¡¡Venga ya!! ¿Un dos? Paso de jugar. Esto es de mofa. Y no me pidáis que me calme, que vosotros por lo menos habéis jugado.

Gracias Chica Tenazas por animarme a jugar al juego de la Oca

Posteado por: Neomicina | septiembre 19, 2010

Donde el corazón reside


Os presento una canción que corrobora una teoría que me ha acompañado varios años: la belleza reside en lo sencillo.

Vaciad vuestras mochilas. Deshaceros de aquellos objetos que no sirven para nada y limitaos a caminar portando lo realmente necesario. Aligeraréis no sólo el peso, también el paso.

‘Look No Further’
(Dido Amrmstrong / Rollo Armstrong / Jon Brion)

Haced clic AQUÍ para acceder a la letra tanto en inglés como en castellano.

La vida es un regalo.

Dido Amrmstrong, Rollo Armstrong, Jon Brion

Posteado por: Neomicina | septiembre 18, 2010

Yo sepo


¡Por Dios, que no me pregunte cómo se hace la división con decimales!

–         Iván, ¡es que no sé hacer la división con decimales!
–         ¿En serio? Pero si está tirado. A ver, trae el libro de matemáticas.
–         No lo he traído.

¡Genial! A ver dónde miro yo ahora la dichosa teoría para hacer la maldita división.

–         Pero profe, el libro no te hace falta para nada. Tengo todas las divisiones que hay que hacer copiadas en el cuaderno.
–         Si ya… Pero bueno, quería explicarte las divisiones tal y como os las han explicado en clase. Ya sabes, para no liarte.
–         ¡Da igual! Explícamelo a tu manera. Si total, la del profesor no la he entendido.

¡Doblemente genial! A ver cómo salgo de ésta.

–         Ya sé lo que voy a hacer. Voy a mirar a ver si tienen tu libro de matemáticas en la oficina y vuelvo. Así te lo puedo explicar como tu profesor.

Posteado por: Neomicina | septiembre 14, 2010

Beautiful Stranger ²


NOTA: Aquí tenéis la continuación del post ‘Beautiful Stranger’ publicado el día 15 de abril. Si queréis leer / releer la primera parte haced clic aquí:
https://neomicina.wordpress.com/2010/04/15/beautiful-stranger/


Ciudad de Nueva York,
19:18

Vamos, dile algo. No vas a permanecer callado como un pasmarote.

– Qué día más bueno hace hoy. Así da gusto.

¡Muy bien, tío! Te has lucido… El típico comentario sobre el tiempo. Sí señor.

– Sí, la verdad es que hace un día espléndido. Y yo aquí currando…
– Bueno, ser taxista no está tan mal, ¿no? Seguro que has llevado a algún famoso al aeropuerto.

Bien, bien. Eso está mejor.

– La verdad es que no. No he tenido ocasión de conocer a ningún famoso.
– Vaya por dios. Bueno… No habrás conocido a ningún famoso, pero… ¡me has conocido a mí! Jajaja.

La madre que me parió. ¡Pero qué comentario es ése!

– Jajaja. Lo que hay que oír… Famosos no se habrán montado en mi taxi, pero colgados, más de uno.

Se ha reído. Eso es buena señal. Vaya… Qué sonrisa tiene. ¡Eh! Vuelve. Dile algo más, que llevas un rato callado.

– Bueno, y… [suena un móvil]
– ¡Perdona! Tengo que responder a la llamada.
– Sí, sí, claro. Coge el teléfono.

¿Se puede saber qué haces? “Sí, sí, coge el teléfono”. Ni que fuera su padre…

– Cariño, dime.

¿Cariño? Vamos, no me jodas.

– (…) Escucha cielo, ahora no puedo hablar. Estoy llevando a un cliente a la calle Cooper. Cuando termine el servicio hablamos, ¿vale? Te quiero.

Genial.

– Perdona por haberte interrumpido. Qué me decías.
– ¿Qué? Ah… Pues, eh…, no sé, jaja. Se me ha ido la olla por completo.
– Bueno, ya te acordarás. Es por aquí, ¿no?
– ¿Perdón?
– Que si a la calle Cooper se va por aquí.
– Eh… Pues la verdad… Mira, da igual. Me bajo aquí.
– Pero cómo te vas a bajar aquí. Si estamos lejísimos.
– Ya, ya. Pero acabo de recordar que tengo que hacer un recado.
– Está bien. ¿Dónde te dejo entonces?
– Aquí mismo, gracias.

Posteado por: Neomicina | septiembre 8, 2010

Eterno Viaje


Resulta cómodo viajar cuando vas acompañado. O no. A veces también apetece estar solo.

Cuando el trayecto a realizar es largo resulta conveniente tener a alguien al lado. Al menos yo lo veo así. No podría soportar más de dos horas -tres a lo sumo- sin mediar palabra. Acabaría hablando solo, estoy convencido. Por ende, es preferible tener a alguien con quien poder cruzar miradas y alguna que otra palabra.

Lo bueno de los viajes largos es que tienen varias paradas. Raro sería que nuestro acompañante tenga como destino el mismo que nosotros, pero puede suceder. No obstante, bienvenidos sean todos los viajeros a corto plazo. Nos enseñan tanto…

Viajar con alguien hasta el final tiene sus ventajas: te acabará conociendo como nadie, te querrá por como eres, te levantará cuando un bache te haga caer… ¡Y más cosas! Podríamos decir que son los pasajeros VIP (Very Important People).

Otro aspecto a tener en cuenta es el destino. Ojo; si no tomamos las riendas de nuestra vida el Destino trazará nuestra ruta a su antojo. Normalmente, las personas que se abandonan a su suerte suelen acabar mal. Confío en que si pones empeño y te dejas orientar por tu yo interior y por esos acompañantes VIP y no tan VIP, el Destino trazará una ruta que se adecue a tus intereses.

Y así, paulatinamente, iremos dejando atrás paradas y paradas; con todo lo que ello conlleva. Habrá sorpresas en alguna que otra estación, no me cabe la menor duda; reencuentros, algún que otro billete de lotería premiado… Who knows! (Quién sabe).

Pero lo más importante, sin duda alguna, es no abandonar nunca. No digo que pararse a estirar las piernas sea malo, para nada. Es más, lo considero imprescindible para llegar a nuestro destino en óptimas condiciones. Pero sólo un rato. Una vez haber repostado se debe retomar el rumbo. Siempre con carga positiva y energía racional.

Posteado por: Neomicina | septiembre 7, 2010

Causa y efecto


¿Recordáis ‘El Don’? Podéis ser sinceros y decirme que ‘no’, si es que no os acordáis. No obstante, os recordaré brevemente qué es eso de ‘El Don’, ya que más de uno se asemejará al autor de estas líneas en lo que a memoria pez se refiere.

‘El Don’ es un libro que otorga a todo aquel que lo lee la capacidad de leer la mente de los demás. ¡Vaya con el librito, ¿eh?! Pues bien, recientemente he oído hablar de un libro todavía más extravagante que el que os acabo de citar. Lleva por título ‘El Secreto’.

En una ocasión hablé sobre los libros de autoayuda. Revelaba que no me fiaba de ellos dado que eran inconclusos. Y lo sigo pensando. ‘El Secreto’ no es necesariamente un libro de autoayuda, pero parece buscar serlo. El libro habla sobre la ‘Ley de la atracción’. Os preguntaréis qué demonios es eso de la ‘Ley de la atracción’. De acuerdo, os lo explicaré muy brevemente -no vaya a tener que pagarle derechos de autor al padre del libro-. Ahí va: La clave para lograr algún objetivo es anhelarlo con vehemencia. Algo así.

¿Has soñado con volar? Ahora ya sabes cómo conseguirlo. Basta pensar concienzudamente en que lo harás. Seguramente el día en que montes por primera vez en un avión dirás: «Lo he conseguido». Perdonad mi sarcasmo, pero ya sabéis que opino de estos libros.

No obstante, os confesaré que soy más ingenuo de lo que aparento. No hace mucho me echaron las cartas. Sí, las del tarot. Mi escepticismo en estas artes -por llamarlo respetuosamente de alguna manera- fue el que me animó a ello. Si creyese que las cartas son capaces de revelar el futuro no me dejo analizar ni en un millón de años. Pero tenté a la suerte.

¿Por qué relaciono todo lo que me sucede ahora con lo que vaticinaron aquellas dichosas cartas con ermitaños, carretas y soles dibujados? No os molestéis en responderme. Sé cual es la respuesta. Pero, ¿quién no ha tenido momentos de flaqueza mental?

Older Posts »

Categorías